Cuando sacas el Motorola Edge de la caja te das cuenta de que no es un Motorola más. Si bien el dispositivo bebe del diseño de sus hermanos de la gama One, poco o nada tiene que ver con ellos cuando observamos su muy curvada pantalla OLED y su tasa de refresco. Es un gama media premium bastante interesante y, por qué no decirlo, llamativo.
Comenzamos este análisis hablando del diseño. El Motorola Edge, como decíamos anteriormente, bebe de lo visto en otros dispositivos de gama One como el One Action, One Macro o el reciente One Fusion+. Sin embargo, en esta ocasión Motorola se ha olvidado de módulos e implementaciones gruesas para las cámaras y ha optado por una solución más sencilla y que, todo sea dicho de paso, funciona mejor: integrar las cámaras en el propio chasis. No sobresalen casi nada, menos de un milímetro, y se agradece.
¿Por qué? Porque uno de los problemas que tienen los módulos fotográficos gruesos como los del iPhone 11 Pro, Huawei P40 y Redmi Note 9S es que hacen que el móvil se tambalee cuando lo dejamos sobre una mesa. El Motorola Edge, sin embargo, tiene una trasera casi, casi completamente lisa, por lo que no se tambalea.
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